Inge Morath Β«Fue, como tantas grandes fotΓ³grafas y profesionales de su generaciΓ³n, una mujer en un mundo de hombre.
Presionar el obturador ha sido siempre un momento de alegrΓa y reconocimiento, algo comparable al deleite de un niΓ±o que se balancea de puntillas y, de repente, con un pequeΓ±o grito de alegrΓa, extiende una mano hacia el objeto que desea alcanzar.