Sara Facio nació el 18 de abril de 1932, en San Isidro, Provincia de Buenos Aires. Ya graduada de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1953, dos años después recibió una beca del Gobierno de Francia para estudiar historia del arte. Viajó con su amiga Alicia D’Amico -otra futura gran fotógrafa- «para ver museos, obras y producir un libro de la historia del arte». Sin embargo, fue otro el destino para estas dos mujeres. En ese viaje, Facio y D’Amico adquirieron sus primeras cámaras fotográficas y empezaron a tomar fotos como pasa tiempo. Al regresar a Buenos Aires, el padre de su amiga Alicia, ya fotógrafo profesional, descubrió el talento y la facilidad que tenían ambas y las incentivó a interiorizarse en ese arte.
Ahí comenzó otro viaje, el de la Sara fotógrafa, y con la tutoría de Annemarie Heinrich, la inmersión en el fotoperiodismo al que se dedicó durante muchos años.
Con ayuda del Fondo Nacional de las Artes, Facio obtuvo su primera cámara fotográfica profesional. A partir de ese momento, comenzó la creación de uno de los acervos patrimoniales fotográficos más destacados del país.
A lo largo de su larga y destacada carrera, Sara Facio se ha establecido como una de las fotógrafas más prominentes de Argentina y más allá. Su obra abarca una amplia gama de temas, desde cuestiones políticas y sociales hasta representaciones culturales y artísticas. También ha colaborado con varios artistas destacados, incluyendo a Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Ernesto Sábato, produciendo retratos icónicos de estos gigantes literarios.
Facio ha recibido numerosos premios por su trabajo, incluyendo el Premio Nacional de las Artes en Argentina, la Beca Guggenheim y la Beca de la Fundación Memorial John Simon Guggenheim. También ha exhibido su trabajo internacionalmente en galerías y museos de renombre, como el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Centro Pompidou de París.
A pesar de sus muchos logros, Sara Facio sigue siendo una artista humilde y dedicada que nunca ha perdido de vista la humanidad y la conciencia social que están en el núcleo de su trabajo. Sus fotografías son un testimonio de su compromiso inquebrantable de capturar la esencia del mundo que la rodea y de las personas que lo habitan. El legado de Sara Facio sin duda seguirá inspirando e influenciando a generaciones de fotógrafos y artistas por venir.