Lola Álvarez Bravo «“En mis fotos hay cosas de México que ya no se ven más»

Dolores Martínez de Anda (Dolores Álvarez Bravo) nació en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1907, y falleció en 1993 en la Ciudad de México. En 1916 llegó a la capital del país, lugar que fue esencial para su formación como fotógrafa. En 1924 se casó con Manuel Álvarez Bravo, asumiendo el apellido de su esposo como se hacía tradicionalmente. El matrimonio vivió en Oaxaca hasta finales de los años veinte.

Es considerada como una figura central en la fotografía mexicana, carrera que inició formalmente a mediados de los años treinta del siglo XX al colaborar en la revista El maestro rural, editada por la SEP. Inspirada por fotógrafos como Edward Weston, Tina Modotti, Henry Cartier Br Bravo) esson y su esposo, Lola Álvarez Bravo trabajó al principio de manera independiente durante más de cinco décadas.

Durante ese tiempo fotografió una amplia variedad de temas, tomando imágenes documentales de la vida cotidiana en pueblos de México y en calles de las ciudades, retratos de líderes sociales, escultura prehispánica y arquitectura, entre muchos otros. Se le reconoce como una innovadora de la fotografía profesional al incursionar desde 1935 en lo que se llamó fotomontaje, foto mural y fotograma.

Realizó también series de fotografías, quizá la más difundida es la que le hizo a Frida Kahlo en la Casa Azul de Coyoacán, tomadas principalmente entre 1944 y 1946.

Lola Álvarez Bravo se retiró de la actividad profesional en 1989 y cuatro años después, el 31 de julio de 1993, murió en la Ciudad de México. Algunos de sus discípulos son Mariana Yampolsky y Raúl Abarca.

Con cámara en mano, durante más de cinco décadas Lola Álvarez Bravo fue testigo de las transformaciones, a veces brutales, de un país que buscaba encontrarse a sí mismo, con una idea y un estilo que muchas veces fue criticado por su crudeza.

“No tengo mayores pretensiones artísticas -dijo alguna vez la artista de la lente-, pero si algo resulta útil de mi fotografía, será en el sentido de ser una crónica de mi país, de mi tiempo, de mi gente, de cómo ha ido cambiando México.

“En mis fotos hay cosas de México que ya no se ven más (…) Si tuve la suerte de encontrar y plasmar esas imágenes, pueden servir más adelante como un testimonio de cómo ha ido pasando y transformándose la vida, imágenes que me llegaron muy hondo, como electricidad, y me hicieron apretar la cámara”.

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