Inge Morath «Fue, como tantas grandes fotógrafas y profesionales de su generación, una mujer en un mundo de hombre.

Morath era una especie de bicho raro en Magnum, no por ser mujer, sino por negarse en redondo a fotografiar nada que tuviera que ver con conflictos armados. «No quiero cubrir tragedias, las conozco bien», solía decir. No en vano, vivió en su propia carne las consecuencias del régimen nazi: cuando se negó a ingresar en las juventudes hitlerianas, Morath fue obligada a trabajar junto a prisioneras de guerra ucranianas en una fábrica que era objetivo de los ataques aliados. Los bombardeos eran frecuentes y, pese a las conexiones nazis de su familia y el beneficio que a veces sacó de ellas, la austriaca vio cómo su determinación por huir crecía día tras día.

Un día, entre un bombardeo y otro, alguien me dio un ramo de lilas y lo sostuve sobre mi cabeza mientras corría por la ciudad destruida.

Finalmente, y tras una odisea a pie de cientos de kilómetros, Inge Morath llegó a Austria y en Viena conoció a Ernst Haas. Juntos trabajaron para Heute, ella como redactora y él como fotógrafo. Fue a través de Haas como Morath entró en contacto con Robert Cappa y acabó trabajando como asistente en la agencia Magnum. Solo Haas, o ‘Hassi’ como ella le llamaba, la trataba con respeto, para el resto solo era ‘la chica que había entrado con Haas’. Como tal, durante los primeros meses no tuvo estatus de empleada ni salario propio, y dormía en el sofá de la agencia en París porque lo poco que ganaba ni siquiera le daba para pagarse un modesto alquiler.

Abandona París y viaja a Londres donde decide abandonar el periodismo y optar por la fotografía. La razón para esta decisión es meramente práctica: aunque habla francés e inglés, su dominio de esos idiomas no le permite expresarse como ella quiere por escrito y opta por hablar a través de las imágenes, algo que resulta ser

«Un alivio y una necesidad interior».

Ingeborg Morath nació en Graz, Austria. Sus padres eran científicos. Comenzó su educación en escuelas de habla francesa. En la década de 1930 su familia se trasladó a Darmstadt, un centro intelectual alemán. Luego se trasladaron a Berlín.

Morath fue a la Universidad de Berlín. En la universidad estudió idiomas: francés, Inglés y rumano. Más tarde, añadió español, ruso y chino.

Retrató España huyendo de sentimentalismos y miradas paternalistas. Morath se encuentra con un pueblo que sobrevive en la dictadura, pero a cuyas gentes retrata con admiración, dignidad y cercanía. Eso sí, Inge sigue evitando el conflicto: nada en sus fotos nos dice que estemos viendo a unas gentes que viven bajo el yugo de una férrea dictadura. El recuerdo de la guerra que vivió en Alemania condicionó, y mucho, su forma de mirar, por eso Morath nos muestra una España diferente a la que captaron los fotoperiodistas de la época.

Las fotografías con las que Morath muestra la España de los años 50 son imágenes bellas y elegantes. Algunas las hace en color porque ella es, aunque pocas veces se mencione, una de las pioneras en este campo.

Presionar el obturador ha sido siempre un momento de alegría y reconocimiento, algo comparable al deleite de un niño que se balancea de puntillas y, de repente, con un pequeño grito de alegría, extiende una mano hacia el objeto que desea alcanzar.

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