Me enamorĂ© de la fotografĂa, la primera vez que entre en un laboratorio.
Cristina GarcĂa Rodero es una de las fotĂłgrafas españolas mĂĄs conocidas, creadora de un estilo fotogrĂĄfico personal y emotivo. En la dĂ©cada de los 70 una beca hizo realidad su proyecto de fotografiar las fiestas y tradiciones, tanto religiosas como paganas, de una España en plena transiciĂłn, que dio como fruto la colecciĂłn España Oculta, un autĂ©ntico retrato social y antropolĂłgico de la España de 1974 a 1989.
Mujer de imĂĄgenes fuertes y personalidad sensible







Profesional de un fotoperiodismo con alma que le ha hecho valedora de numerosos premios, incluido el Premio Nacional de FotografĂa en 1996 en España y mĂĄs recientemente, Photo España 2017, y reconocimientos, entre ellos, ser la primera y (de momento) Ășnica persona de nacionalidad española integrante de la Agencia Magnum (2009). Cuatro años despuĂ©s, fue nombrada acadĂ©mica de Bellas Artes.
âMi cĂĄmara es mi ojo. Pero no valgo como fotĂłgrafa de actualidad o de prensa, porque soy lenta y cabezota. Me cuesta llegar a los sitios, aĂșn mĂĄs dejarlos. Yo nunca tonteo ni pierdo el tiempo, porque las circunstancias no se repitenâ.
Por eso dedicĂł 15 años a su obra mĂĄs conocida, España oculta, De su trabajo, de esa indagaciĂłn en el alma española, GarcĂa Rodero, poco dada a abrirse, sĂ confesĂł bastantes detalles: âYo no soy Ă©pica, sino de individualidades. Voy siempre a lugares de mucha gente para acabar haciendo medios planos o retratos. Nunca planos generales, porque no me emocionan. El ser humano es lo que me interesa, lo otro⊠lo otro es meramente descriptivo. La gente sencilla es la que construye un paĂsâ.
Sobre su legado, una de las razones que le impulsĂł a aceptar el ofrecimiento de ser la primera española en entrar en la agencia Magnum (âQuerĂa hablar de fotografĂa con compañeros, quitarme de encima a los gorrones que me pedĂan mi trabajo gratis y que mi obra quedara en buenas manos, porque el tiempo no puede con la fotografĂaâ), asegurĂł:
âMe gustarĂa que cuando alguien vea una foto mĂa vea mi pasiĂłn, el amor, que encuentren algo de poesĂa y que de real esa fotografĂa devenga en surrealâ.
TambiĂ©n tuvo tiempo de recordar su primera cĂĄmara, comprada en Ceuta a sus 17 años, o de las ventajas del digital. âCon las tarjetas de memoria ahora soy mĂĄs rĂĄpida, no me pierdo cambiando los carretes. Esas ventajas tecnolĂłgicas nos pueden hacer perezosos. A cambio me permite pasar del color al blanco y negro sin problemaâ. Su España oculta, aquel viaje a los festejos de âun paĂs que salĂa de 40 años de oscuridad y que cambiaba muy muy rĂĄpido para bienâ, le supuso al final un vacĂo. âPor las limitaciones idiomĂĄticas y mis intereses acabĂ© en AmĂ©rica Latina, en el Caribeâ, donde realizĂł otro trabajo excepcional en el que documentĂł el culto a MarĂa Lionza, la diosa del agua. âMe asombra la necesidad del ser humano de creer. Ahora estoy con Entre el cielo y la tierra, sobre las religiones, y los capĂtulos van creciendo, creciendo. Trabajo sobre los dos aspectos del ser humano: la espiritualidad y la carnalidadâ.
No ha fotografiado nada de la actual crisis, pero⊠âEspaña vive un momento muy triste. Si retratara algo de estos años serĂa a la gente desahuciada, porque yo que paso tanto tiempo en la carretera entiendo la importancia de tener una casa. No hay derecho a lo que estĂĄ ocurriendoâ. Y al final recordĂł uno de esos pocos encargos que ha realizado, el de la actual Familia Real: âNo sĂ© por quĂ© los PrĂncipes, los hoy Reyes, se fijaron en mĂ. IntentĂ© que fueran fotos de una familia normal. Las niñas son un encanto y ellos muy disciplinados. Pero ya los tenĂa preparados y el prĂncipe Felipe no dejaba de hablar y hablar. Yo no sabĂa cĂłmo dirigirme a Ă©l por mis nervios y al final le gritĂ©: âÂĄNiño!â. No se enterĂł y fue doña Letizia quien le dijo: âEso va por tiâ.
(Memorias de la FundaciĂłn, en el que la FundaciĂłn Juan March homenajea âcon un programa-entrevista de radio abierto al pĂșblico)









